Si el destino nos hubiera empujado tierra adentro, quién hubiera enamorado al oÃdo con la caracola, quien le habrÃa susurrado océano infinito; quién hubiera recogido perdidas conchas y corales, quién los habrÃa dejado en el regazo de nuestras madres.PodÃamos haber construido castillos en cualquier otra orilla y sin embargo nuestras pequeñas manos modelaron la más fina arena. PodÃamos haber nadado hasta cualquier otra isla y sin embargo nos hicimos hombres al tocar el muelle de Santa Clara. La Vida nos pudo haber tirado en cualquier otra esquina y sin embargo cargó nuestra mirada de inmensa paz y nuestros pulmones de salvaje salitre. Aún no sé por qué levantamos barricadas a la vera del paraÃso, por qué nos ganó la furia a la vera de esa mar calma. Escribo desde el bosque sediento de mares, de olas batiendo rocas escondidas, anhelando reunir corales olvidados en el regazo de todas las madres. |